Acusan en Miami a 22 personas de lavado de dinero a través del comercio internacional en operaciones con Latinoamérica
Autoridades de EE.UU. anunciaron la semana pasada la orden de arresto para 22 personas vinculadas a una red de lavadores de dinero en la que está involucrado Juan Manuel Álvarez Inzunza, conocido como el “Rey Midas”, quien sería el principal lavador para el Cartel de Sinaloa, liderado por el reconocido cabecilla Joaquín “Chapo” Guzmán.
Estos individuos están acusados de enviar millones de dólares producto de la venta de droga en EE.UU. a Sudamérica utilizando el método conocido como Trade Based Money Laundering (TBML), o lavado de dinero a través del comercio internacional, con la participación de decenas de negocios y comercios legítimos en Miami y sus alrededores.
La investigación fue conducida por U.S. Homeland Security Investigations, la policía de Miami y fiscales federales.
Según señaló la fiscal de Florida Katherine Fernández-Rundle en una ronda de prensa la semana pasada, estos delincuentes han utilizado la economía de Miami como el canal para sus operaciones internacionales de lavado de dinero.
“En el sur de la Florida no se distribuye la droga de la forma en que se distribuía, no es un depósito de la droga de las organizaciones mexicanas, pero todo el terreno que perdió cuando era el centro de acopio en los años 80 lo ha ganado al convertirse en uno de los centros de lavado preferidos del mundo”, señala John F. Tobon, Deputy Special Agent in Charge del Homeland Security Investigations dentro del Department of Homeland Security (Departamento de Seguridad Interna) de EE.UU.
De los 22 individuos imputados, 2 personas fueron detenidas en Miami la semana pasada, mientras que otra persona fue arrestada en Cali, Colombia, a la espera de ser extraditado a Estados Unidos, y una cuarta fue arrestada en Boston. Los restantes permanecen prófugos y son buscados por las autoridades.
Una de las personas imputadas es Álvarez Inzunza—el “Rey Midas”— quien está acusado de lavar miles de millones de dólares para el Cartel de Sinaloa. Fue arrestado el mes pasado en México y EE.UU. ha pedido su extradición para enfrentar cargos federales en San Diego.
Dos de las personas imputadas, que están acusadas de ser corredores del Cartel de Cali y sobre los que pesan cargos de asociación ilícita y lavado de dinero, son Iván Andrés Lizarazo Mendoza e Iván Alfredo Castro Santana. La hermana de Lizarazo Mendoza, Sidia Milady Lizarazo Mendoza, también está acusada de lavado de dinero y se encuentra detenida en Miami.
De acuerdo a lo que muestra la investigación—que duró dos años y fue bautizada Operación Neymar porque uno de sospechosos utilizaba el nombre del jugador de fútbol de la selección brasileña—, los delincuentes se valían del sistema conocido como “mercado negro de cambio de peso” –BMPE por sus siglas en inglés—, una de las variantes del TBML, para mover fondos ilícitos de una jurisdicción a otra utilizando intermediarios que forman parte del ardid delictivo.
Algunos de estos terceros participaban a sabiendas y otros sin saberlo, como puede ser el caso de alguno de los negocios legítimos en el estado de Florida que se vieron involucrados. La mayoría de los negocios en Florida que participaban del ardid operan en la industria de productos electrónicos.
Se necesitan varios pasos para llegar a lavar exitosamente dinero sucio a través del BMPE. Hace un año, el Departamento del Tesoro de EE.UU. emitió una advertencia (Geographic Targeting Order, o GTO, que impone requisitos adicionales de reporte y conservación de registros a ciertos negocios en una zona geográfica) a unos 700 negocios en esta zona del estado de Florida que estimaba estaban involucrados en este proceso de lavado de dinero, a pesar de que la investigación comenzó antes de que el gobierno emitiera este GTO.
Según Tobon, durante parte de la investigación, la organización delictiva fue capaz de lavar US$1 millón por mes y a veces un monto bastante mayor y entre julio de 2014 y agosto de 2015 se lograron confiscar más de US$1 millón de los delincuentes.
El arresto de algunos de estos delincuentes se produce al mismo momento en el que aparecen otras noticias, como por ejemplo los “Panamá Papers”, que ponen mayor presión al resaltar los espurios manejos financieros en Florida y otras plazas financieras internacionales.
Black Market Peso Exchange
El BMPE es un tipo de lavado de dinero a través de comercio internacional caracterizado por una compleja serie de transacciones internacionales donde corredores de dinero—también llamados intermediarios de pesos—se aprovechan del mercado de cambio de divisas para mover dinero sucio a través del mercado financiero, explica Tobon. “El BMPE es principalmente una operación de cambio de divisa donde las organizaciones criminales que cuentan con esas divisas se las venden a los importadores de productos y servicios estadounidenses a un precio de descuento”.
Según las autoridades se estima que unos US$5.000 millones se lavan anualmente en EE.UU. a través del BMPE. Si bien distintos ardides de BMPE existen en muchos países en América Latina, Colombia es donde se utiliza el más grande y sofisticado BMPE del mundo.
“Si se compara el BMPE al mercado de divisas lícito podemos ver que las organizaciones criminales son los proveedores de liquidez, ese es el papel que tienen las organizaciones criminales en este sistema ilícito, los corredores tienen el mismo papel en ambos mercados de comprar y vender basándose en el precio en el mercado y los compradores lo hacen para sus propósitos, en este caso para importar productos electrónicos, en otros propósitos puede ser para pagar otros bienes o servicios en el extranjero”, explica Tobon.
En esta investigación de BMPE los narcotraficantes mexicanos compraban la droga a sus pares en Colombia y la ingresaban a EE.UU. para luego distribuirla y venderla en distintas ciudades utilizando sus redes y operaciones.
Una vez que los mexicanos venden la droga y recolectan las ganancias, les notifican a los colombianos, quienes acuden a un corredor de divisas, conocido como «primera mano», para que compre los dólares a un precio de descuento, que por lo general irá entre un 5% y 15% del total, y que por lo general no será menos de US$50.000 ni más de US$1 millón, según se desprende de la acusación.
Este dinero en efectivo obtenido de la venta de la droga se almacena y debe ser convertido en pesos colombianos para poder saldar la deuda con el cartel colombiano.
Por lo tanto, los corredores “primera mano” buscan “subcorredores” que se encargan de contactar a negocios legítimos en Colombia que necesitan dólares para comprar bienes y servicios que importan de EE.UU. y para quienes es más barato acceder a estos dólares que al dólar oficial través de los canales autorizados en Colombia. El negocio colombiano coloca entonces una orden con alguna empresa de EE.UU. y le informa que su pago vendrá a través del giro de un tercero.
Los subcorredores también contactan a las personas encargadas de recoger los fondos –un equipo conocido como «pick-up crew—, que consiste de individuos con acceso a cuentas en varias instituciones financieras globales. El subcontratista y el representante de estos equipos negocian un acuerdo, que puede ir del 2% al 10%, dependiendo del riesgo asociado con el monto y ubicación del dinero en efectivo.
Una vez que se concreta la entrega del dinero físico, la deuda del cartel mexicano con el cartel colombiano es saldada y ahora son los corredores de dinero los que tienen la deuda con el cartel colombiano.
Este equipo subrepticiamente coloca el dinero en efectivo dentro del sistema financiero de EE.UU. a través de las llamadas cuentas embudo –funnel accounts— que son utilizadas para guardar por un tiempo el dinero hasta que pueda ser utilizado para pagar a los negocios en Estados Unidos a los que las empresas colombianas les están comprando bienes o servicios (con la ayuda de los corredores). Estas cuentas son abiertas por individuos conocidos como smurfs o pitufos, que depositan el dinero ilícito en varias cuentas y en varias oportunidades en montos pequeños para evitar generar reportes obligatorios y esquivar el escrutinio de las autoridades.
De esta forma una empresa en Colombia coloca la orden de compra al negocio exportador de EE.UU. para una partida, por ejemplo, de teléfonos, y les anuncia que los pagos los realizará un tercero independiente y sin relación aparente a través de un giro.
Los investigadores creen que la mayoría de las empresas de Miami que participan en el BMPE tienen una idea general de lo que está pasando, pero no hacen preguntas. En esta Operación Neymar, los fiscales identificaron, pero no presentaron cargos contra 11 negocios locales.
«Si un negocio, tanto en EE.UU. como en otro país, está recibiendo fondos o interactuando con terceros que son ajenos a la transacción comercial, el negocio está en medio de un esquema BMPE», dijo John Tobón.
Para los investigadores existe una ceguera voluntaria por parte de los negocios que participan, tanto en EE.UU. como en otro país, es decir pretenden no saber la existencia del ardid delictivo y no hacen preguntas para interiorizarse. “Es imposible que las compañías tanto de EE.UU. como de otro país no sepan que están participando del esquema BMPE. Las compañías en otros países que importan los productos de EE.UU. saben que están comprando algo de valor, en este caso las divisas para pagar a los exportadores estadounidenses, por debajo del precio del mercado, este es el primer indicador de que algo no está bien, segundo es que los importadores nunca tienen trato con los exportadores de EE.UU., todo ese trato se canaliza por intermedio de los corredores, quienes no solo están comprando y vendiendo divisas sino que también están comprando y exportando productos” según Tobon. “Está fuera de lo que es una transacción de comercio internacional normal y estándar donde el importador debe tener contacto con el exportador para negociar precio, cantidad y calidad del producto”.